Sillas Operativas
En el sector llamamos sillas operativas a aquellas sillas que se usan en el ámbito de la oficina tradicional realizando trabajos administrativos, de gestión o técnicos frente a la pantalla del ordenador. Eso era hasta la fecha, porque con la llegada del teletrabajo a nuestras vidas, la silla operativa de trabajo se ha hecho imprescindible en los hogares españoles, y no sola una, sino que a veces son más de una silla las que necesitamos comprar, cuando compartimos horas de teletrabajo con nuestra pareja.
Siempre nos gusta resaltar la importancia en la elección de la silla operativa en la que nos sentamos a trabajar, teniendo en cuenta que, después de la cama (en el caso de l@s privilegiad@s que consiguen dormir más de 8 horas), se trata del elemento en el que estamos más horas.
Los especialistas en riesgos laborales ya nos avisaban antes de la pandemia y nos recomendaban disponer de una buena silla para trabajar, lo que unido a una correcta postura a la hora de sentarse, eran las claves para evitar problemas de espalda y musculares.
La fotografía del teletrabajo en España era esta en 2019, según un estudio del Banco de España: en torno a 1,4 millones de ocupados —el 8,3% de la población activa— trabajaban ocasionalmente de forma remota.
Tras la crisis del Coronavirus, el mismo Banco de España hace un pronóstico sorprendente: podrían trabajar desde casa el 30,6% de los españoles, es decir, 6 millones de personas.
La brusca venida del teletrabajo propiciada por la pandemia del Covid-19 nos ha cogido a tod@s de improviso e igual que antes no existía una habitación preparada en casa para esta tarea del teletrabajo, tampoco teníamos una buena silla donde pasar las largas jornadas que teníamos que desarrollar. Hasta entonces trabajamos en casa esporádicamente y nos daba un poco igual donde hacerlo: el sofá, un puff, una banqueta, una silla plegable del Ikea, un taburete de la cocina, etc.
Ya sabemos que el teletrabajo ha venido para quedarse y conviene conocer algunas reglas básicas generales que te recomendamos a la hora de adquirir una buena silla de oficina para trabajar desde casa. La primera es que se debe adaptar a tu cuerpo, con criterios de ergonomía , y eso significa poder regular la altura, la inclinación del respaldo y la profundidad del asiento. Todo ello para tener siempre en mente una regla invariable: la pantalla del ordenador debe estar a la altura de tus ojos para evitar problemas en las cervicales. Esto lo puedes conseguir elevando el monitor, pero la silla juega también un papel muy importante. No te olvides de los reposabrazos, de los materiales transpirables… y de levantarte cada una o dos horas para estirar las piernas.
El respaldo como superficie en contacto con la espalda es una pieza clave en cualquier silla , por eso recomendamos que el respaldo presente una curvatura y unas mínimas formas ergonómicas, favoreciendo que la espalda mantenga siempre una correcta postura corporal, disminuyendo la fatiga y lesiones derivadas de un uso prolongado.
Si el respaldo es alto, dispone de cabecero y además tiene soporte lumbar mejor que mejor. El tapizado en malla transpirable es también tendencia en los últimos años, por su gran resistencia y optima ventilación en los días de más calor, y porque estéticamente presentan unos acabados muy conseguidos. Un asiento con una espuma de alta densidad (cuanto más alta sea la densidad menos se deforma con el paso del tiempo) determina que la comodidad a la hora de estar sentado sea más elevada. No nos olvidemos de los apoyabrazos ( fijos o regulables en altura 2D, 3D, 4D) ,y de una buena base con estructura acero cromado para usos mas intensivos o en polipropileno negro o gris para presupuestos más ajustados.
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